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Fausto Criollo

El precio original era: $16,000.El precio actual es: $10,000.

de Estanislao del Campo

Impresiones del gaucho Anastasio el Pollo
en la representación de esta ópera.

72 p. ; 14 x 14 cm.
ISBN: en trámite

VENTA ANTICIPADA: ENTREGA EL 9 DE JULIO

Categoría:

Descripción

Ópera de la casta, Diablos y Gauchos: El Fausto Criollo como Espejo Cultural

En el vasto campo de la literatura argentina, Fausto Criollo de Estanislao del Campo ocupa un lugar peculiar: es, al mismo tiempo, un ejercicio de apropiación cultural, una sátira costumbrista y una pieza clave dentro de la literatura gauchesca. Bajo su aparente ligereza, el texto encierra una reflexión sobre las tensiones entre lo culto y lo popular, lo europeo y lo criollo, el arte y su recepción.

El punto de partida es tan sencillo como efectivo: un gaucho, Anastasio el Pollo, asiste a una representación de la ópera Fausto de Charles Gounod en el Teatro Colón y, posteriormente, le narra la experiencia a su amigo don Laguna. Lo que sigue es un testimonio filtrado por su propia cosmovisión, donde los códigos de la ópera son traducidos a un lenguaje propio, con interpretaciones que desdibujan la frontera entre la alta cultura y el imaginario popular. En ese choque de mundos, Del Campo logra una de las relecturas más originales del mito fáustico, resignificándolo desde la oralidad gauchesca.

El Teatro, la Ópera de la Casta y el Gaucho como Intérprete

Desde el inicio, la obra plantea un problema de percepción: ¿cómo entiende un gaucho, ajeno al mundo del teatro lírico, la trama de Fausto? La ópera, con sus convenciones específicas, se convierte en un espectáculo incomprensible y fascinante para Anastasio, quien lo reinterpreta en sus propios términos. Fausto es un «dotor», Mefistófeles se presenta como un diablo pintoresco, y la protagonista es simplemente «la rubia». La música, el vestuario y la escenografía no son apreciados como elementos artísticos sino como signos de una realidad alternativa que el personaje trata de descifrar.
Esta distancia cultural genera un efecto doble: por un lado, humorístico, ya que la interpretación del gaucho distorsiona y simplifica una obra compleja; por otro, crítico, porque revela el abismo entre las clases populares y la cultura letrada en la Argentina del siglo XIX. Fausto Criollo pone en evidencia una sociedad donde el acceso a ciertas expresiones artísticas está mediado por códigos que no todos comparten, y donde la apropiación popular de estos relatos implica una reformulación de su significado original.

Si bien el tono general de la obra es de una parodia amable, la distancia entre Anastasio y el mundo que describe deja entrever una crítica más profunda. La visión del gaucho sobre la ópera no solo es cómica, sino también reveladora de una Argentina que, en su afán de europeización, olvida o relega sus propias raíces. La obra de Del Campo podría leerse como una respuesta a esa dicotomía cultural: frente a un modelo de país que mira hacia Europa, Fausto Criollo reivindica la mirada local, demostrando que incluso los relatos más «universales» pueden ser reinterpretados desde lo propio.

Lejos de ser solo un ejercicio de humor gauchesco, Fausto Criollo se mantiene vigente por su capacidad de dialogar con tensiones culturales que aún persisten.

Al final, la pregunta sigue en pie: ¿es Fausto Criollo una parodia inocente o una crítica profunda a la imposición de modelos culturales ajenos? Quizás sea ambas cosas a la vez, y ahí radica su riqueza.